Saona La Moraleja

Poco atención a los pequeños detalles. Comida familiar de 32 personas , la comida aceptable, pero sin más , menú cerrado ,igual a la carta mejoren los platos . Como mal detalle , se niegan a poner un chupito a uno de los comensales con la excusa de que iban a cerrar , señores esto también es atención al cliente y más en una comida de tantas personas , no cuesta nada dejar al cliente satisfecho y no con un mal sabor de boca

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muy buena elección del sitio me gustó mucho la comida y la atención de la camarera yorzha nos gustó mucho su atención. el sitio muy bueno buen ambiente la atención muy buena y la comida está muy rica y lo recomiendo mucho para pasar una buena tarde

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La atención del personal excelente, sobre todo dar las gracias a Silvia por tu trato.

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Servicio pésimo, no quieren trabajar. No saben ni retirar los platos, falta formación y ganas. Respecto a la comida no está mal, el precio del menú es orientativo, ya que hay muchos platos que llevan suplemento. No incluye bebida ni pan el menú. Hay mejores opciones por la zona, este no lo recomiendo.

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Hemos acudido en varias ocasiones y la experiencia en general es muy buena. Hay algunas ocasiones, como el día de ayer que el servicio fue muy muy lento. Si vas de domingo a miércoles, la relación calidadprecio es excelente. El local es acogedor. En cuanto a la comida, hemos probado casi toda la variedad de platos, incluidos muchos que ya no se encuentran en carta. De los actuales, recomiendo la tempura de verduras, las croquetas de pato, las tortitas de tataki de atún, la pluma ibérica y la panacota. En general, todos los platos están ricos y ya entra en juego las preferencias personales.

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Cocina mediterránea en un local con decoración acorde, en plan balear. Terraza cubierta muy agradable y salón espacioso. La comida está bien, destacan el arroz con bogavante, y el usuzukiri de dorada. Postre de chocolate muy bueno. Personal joven algo despistado pero amable.

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Restaurante bastante acogedor y donde se come muy bien. Los platos son novedosos pero la mezcla de sabores es increíble. Se cena con menú donde se elige entre varios platos y dependiendo del día de la semana varían tanto los platos como los precios. A destacar: el pan payés y las croquetas de pollo asado con trufa, aunque ninguna iguala las croquetas de pato Pekín que han retirado de la carta. El entrante de gambas de cristal con huevo a baja temperatura me lo esperaba más sabroso. Las gambas, cocinadas de esa forma, aportan quizá demasiada sequedad al plato. Lo que no me ha gustado, ha sido el trato de una de las camareras al preguntarle sobre un ingrediente de un plato. No ha respondido utilizando el lenguaje adecuado. Me parece que si se trabaja en un sitio hay que ser capaz de resolver las dudas básicas sobre los ingredientes detallados en la carta. Aún así, le pongo cuatro estrellas porque el sabor del resto de platos y de todos los postres era exquisito.

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Todo muy rico, el sitio acogedor y el personal muy amable y profesional, todo estaba tan bueno que nos olvidamos de hacer fotos a algunos platos 😅

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