Restaurante TriCiclo

Hubiera podido ser un flechazo pero al final, cuando uno hace las cuentas, no sales de dudas. En primer lugar, el servicio fue impecable. Todos los camareros muy eficaces y la que me sirvió fue un encanto. Al nivel de los platos, todos muy sabrosos. Su tarta de queso al queso bleu y su sorbet es una las mejores tartas que he probado en mi vida. Valió su precio. Pero estimado propietario: estaba solo y me costó 74€. Vamos con el detalle : pan y apero (3,5) + saam de puntilla (10) + 13 de pulpo (15) + 12 de cochinillo (29) + agua (3) + zumo (3,5) + tarta de queso roquefort (10). La pregunta es : ¿Todo esto valía 74€? Por supuesto que no. 29€ 12 cochinillo, me comí uno en Segovia que costaba 20-22€. Y no era ese pequeño trocito. Vamos a ver, entiendo que habéis apostado por la calidad de los productos y la sutilidad de los sabores. Peor no exageremos, por fa. Y ya veo que no soy el unico en quejarse sobre los precios. Hay que cuestionarse.

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Su ambiente es de una profesionalidad y sencillez que denota el objetivo que dicen tener y que consiguen, que te sientas como en casa. Cuenta a la entrada con una barra y varias mesas altas para algo más informal y un salón principal para una comida o cena más sosegada. Su carta es muy versátil y variable, con una cocina de mercado, una vertiente más sofisticada y algo de fusión pero sin perder los sabores y texturas totalmente reconocibles y una curiosidad es que ofrecen la opción de elegir media o un tercio de ración con lo cual se pueden probar más platos y compartirlos en mesa. Pedí el menú degustación y desde luego que fue un gran acierto, imagino que si hubiese elegido a la carta no hubiese sido muy diferente a juzgar por la calidad del producto. No hubo nada que no me encantase, y eso no siempre es fácil.

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Todo rico, comida elaborada de temporada

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Una experiencia acorde a una estrella Michelín, muy recomendable, no apto para todos los bolsillos.

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Espectacular. Me lo recomendó mi padre que fue algunas veces y brutal todo. Volveria sin dudarlo

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Como era la primera vez que acudíamos, pedimos el menú degustación de seis platos, suficiente en cuanto a cantidad y bastante asequible. Fue delicioso. Lo mejor, el maridaje propuesto por Silvia, la sumiller del restaurante, que nos fue explicando cada vino con gran amabilidad y emoción. Nos encantaría volver.

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Nos ha encantado el restaurante. La comida impresionante. No nos decidimos por el menú degustación, aunque casi que te lo hacían a medida. Las alcachofas son muy recomendables. El carabinero riquísimo y el canelón de rabo, una delicia. Nos trataron genial con varios aperitivos. Ningún pero. Sin duda volveremos.

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Un mismo local y dos ambientes: 1. La taberna; con buenas tapas, vinos, vermuts y cervezas.......... 2. El restaurante; siempre con platos nuevos, innovando y dando la mejor calidad en cada elaboración. A mi me encanta. Eso sí, si vais, tened en cuenta que los precios suelen ser altos.

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Servicio impecable y muy buena explicación y recomendaciones de los platos. La comida por supuesto estaba exquisita. Muy adaptada a la temporada de otoño. Prestad mucha atención a la larga lista de platos fuera de carta.

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Es de mis sitios preferidos de Madrid. La cocina es espectacular. Clásicos renovados que sorprenden. Siempre tienen muchas opciones fuera de carta diferentes. El servicio impecable. Lo recomiendo sin ninguna duda.

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