La Querencia

Todo fenomenal. Hemos comido bien y muy bien atendidos. Y a un precio adecuado a lo que hemos pedido. Para repetir, sin duda.

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Es una maravilla, hemos estado este fin de semana en familia y el sitio tiene un ambiente acogedor, familiar y la atención es muy buena. Te recomiendan, te dicen y si tienes problemas alimentarios como yo te miran todo. La comida y raciones son impresionantes, muy bien en la cocina, la barra la atienden bien y lo gestionan en condiciones. Tiene varios ambientes y celebran eventos como bautizos, comuniones, etc y lo decoran con sumo gusto, y los precios están bien. Instalaciones muy bien cuidadas y limpias, situado en pleno centro del pueblo y con zona para aparcar cercana. Tiene una terraza detrás muy bonita y con un ambiente muy diverso pero agradable. Merece la pena ir y seguirá siendo un lugar de reunión familiar nuestro.

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Bien. El servicio nada especial, nos han servido las bebidas en la mesa de una en una y luego al repetir no se han llevado botellas vacías. Creo que falta algo de profesionalidad.

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Comimos hace un par de semanas y nos encantó. Lo encontramos un poco por casualidad ya que estábamos visitando la zona y fue todo un descubrimiento. La comida muy buena y raciones hermosas. La chica que nos atendió super maja, nos recomendó platos de la zona y acertó en todo. Espectacular la tarta de queso y el coulant de turrón... Nos quedamos con pena de no probar el arroz, que era por encargo, lo pidieron en la mesa de al lado y tenía una pinta increíble. Restaurante totalmente recomendable.

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Después de un largo viaje, mi chico y yo necesitábamos estirar las piernas y recargar energías. A mitad de camino, decidimos parar aquí, atraídos por su aspecto agradable y su terraza que parecía ideal para relajarse y tomar algo. Al principio, todo iba bien: nos sentamos en la terraza y nos trajeron la carta de comidas. Sin embargo, la experiencia se tornó desagradable rápidamente. Para empezar, tuvimos que levantarnos nosotros mismos para pedir, ya que no nos atendieron en la mesa. Al acercarnos a la barra, nos informaron que no podíamos comer en la terraza, lo cual nos sorprendió bastante, ya que habíamos recibido la carta de comidas estando allí. (Además estaba completamente vacía) Esta confusión nos pareció una gran inconveniencia, especialmente porque me encuentro utilizando una muleta y moverme de un lugar a otro no es sencillo. Cuando finalmente pedimos un mollete, que además tenía un precio un pelín elevado, intenté comentar la situación con la camarera, quien respondió de manera poco amable y sin ningún tacto. Insinuó que no sabía que íbamos a comer en la terraza, a pesar de que fue ella misma quien nos dio la carta. Al intentar aclarar esto, la camarera se fue abruptamente, dejándome con la palabra en la boca, lo cual fue una falta de respeto notable. La falta de atención hacia los clientes fue evidente, especialmente hacia alguien con movilidad reducida. Fue una gran decepción, ya que en vez de facilitarnos la vida, hicieron nuestra p

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