Kotarro

Hemos llegado hoy a Vitoria . Me han aconsejado este restaurante. He llamado para reservar y poco menos que me han echado una bronca, Me han dicho que cómo se me ocurre llamar hoy sábado para reservar este mediodía. Siento mucho no haber sabido que había que reservar con mucha antelación pero no son formas de tratar a un posible cliente. Además me ha cortado el teléfono antes de poder explicarle porque he llamado ahora. Sinceramente con decir que estaba completo era suficiente

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Para tomar algo bien, es un sitio muy cuqui pero creo que en algunas cosas los precios son excesivos, por ejemplo agua con gas 2.40 € la copa. El sitio es pequeñito, solo hay una mesa alta y el resto para tomar algo en barra o de pie. dentro lo dejan para comidas y cenas. La terraza es bastante amplia, pero no hay servicio en ella.

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Llevaba mucho tiempo queriendo probarlo, y al final ha sido una experiencia muy tibia. Las rabas nos parecieron excesivamente caras para la cantidad y calidad del producto. El local se encuentra muy bien decorado y espaciado, pero el calor dentro de la sala llegó a ser incómodo. Comimos el menú del día con el añadido de las croquetas, las cuales estaban realmente buenas. Por su parte el menú correcto, aunque le falta ese algo especial que haga que merezca la pena. Como punto muy negativo: el servicio. Mientras nosotros seguíamos esperando el segundo, vimos cómo comensales que se habían sentado más tarde que nosotros ya estaban por el postre. Merece la pena probarlo pero no creo que vuelva.

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Probamos su menú del día y fue un acierto. Además decidimos coger su selección de 6 croquetas y estaban increíbles. El comedor es algo pequeño pero gracias a su decoración no es para nada agobiante aunque estaba completamente lleno, había más que suficiente espacio entre mesas. Como único punto negativo quizás la lentitud del servicio que se atendieron mesas que habían llegado más tarde antes que la nuestra. En resumen lo recomendaría sin duda (especialmente el goxua y su tarta de queso, BRUTALES).

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Fuimos para cenar en el comedor y estuvi todo muy rico. Las croquetas son buenísimas. También nos encantó la ensalada ahumada y los pimientos rellenos de txanguro. El pan parecía muy artesanal. Si vamos a Vitoria otra vez volveremos seguro!

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Posiblemente tuvimos mala suerte, y la experiencia pueda ser mejor normalmente, pero en nuestro caso reservamos para comer cuatro personas, pero la mesa que nos tocó fue en la barra junto a la puerta, en lugar de en el comedor, como pensábamos. Es un bar de pintxos, era sábado, y hacia buen tiempo, así que estaba a tope. Tardamos media hora en conseguir que nos tomaran la comanda. En general la comida estaba bien, excepto la tarta de manzana, qué el hojaldre estaba poco hecho. No probamos los pintxos, pero desde luego tenían variedad. El servicio ponía voluntad, pero estaba claramente desbordado. Por ejemplo, con la comanda pedimos un pan sin gluten, lo recordamos porque no llegaba y, a pesar de que nos aseguraron que estaba en el horno y que lo traerían en unos minutos, nunca llegó. Al menos tampoco lo incluyeron en la cuenta.

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