El Viajero

Cuándo lo importante no son las persianas sino el dinero.

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Atendidos por Nerea y todo correcto y agradable aunque la jefa le estuviese presionando por detrás y poniendo cara de penko

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El bar está muy buen decorado. Tardaron en atendernos, a la mesa de al lado la atendieron después que a nosotros y les llevaron la bebida primero, le pusieron aperitivo, cosa que a nosotros no, además 8€ por 2 tintos de verano insípidos. No volveremos.

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Sitio acogedor, muy bonito, se come bien y la atención de los camareros de 10.

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12 croquetas industriales congeladas, con sabor a fritanga 21 euros. Vergonzoso. Comida de muy baja calidad. Mucho producto de la carta frito, el sabor del aceite requemado está bien presente. La primera planta y la terraza son acogedoras. El personal amable pero muy atareado y con mucho retraso en las comandas, debido a que la dirección del restaurante tiene menos personal contratado del que debería. No volveremos.

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El servicio lento y carísimo 12€ una copa y 3€ un café. El baño muy sucio. No vuelvo.

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Hemos cenado en la azotea previa reserva. La comida estaba rica y el sitio es agradable. Tienes que pedir la comida en la barra y luego ir a buscarla. No obstante, nos trajeron la comida a la mesa, entendemos que fue porque cenamos pronto y éramos los únicos con comida en ese momento. Además, fueron muy agradables en todo momento. La comida es un poco cara, pero el sitio merece la pena al menos una vez por las vistas que tiene.

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La camarera de la terraza de la planta ático, borde se queda corto. Tardaba muchísimo en venir a preguntar, incluso para cobrar hubo que pedírselo 2 veces y esperar un buen rato. Daba malas contestaciones si tardaba un segundo en pensar lo que pedir, te respondía que volvía cuando lo tuvieses claro. Después cuando iba a cerrar el toldo se puso a dar golpes subida a un asiento... Pensaba que pedían una educación para atender de cara al público... Una pena porque el lugar es maravilloso, muy bonito y comodo

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La camarera que gestionaba la terraza, en vez de llenar meses, tenía el único afán de dejarlas vacías y hacer esperar a mucha gente en la acera esperando a sentarse... No entendemos por qué nos quería tener a todos juntos y esperando con tantas mesas vacías un domingo... (por suerte esta camarera pelirroja, se fue dentro) en cuanto salió su compañera rubia de rizos (un encanto) todo empezó a fluir mucho mejor. El trato inicial no merece 3 estrellas, pero si su compañera que a parte de profesional era simpática. Íbamos a comer allí, pero la demora inicial más de 30 minutos sólo nos permitió tomar el aperitivo.

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El viajero siempre es un acierto si quieres llevar a alguien a su bonita terraza o pasar una buena tarde con amigos. Pero para todos los domingos tampoco, al menos si tenéis un sueldo medio-bajo. La comida no es muy allá y es muy cara para lo que es, las croquetas de venden a precio de oro. Si quieres tomarte unas copas te adelanto que por lo que te cobran te compras el botellón entero, pero oye la foto en la terraza te la llevas. Ayer fue la última vez que fui y la camarera que nos atendió, seguramente no tuvo su mejor día y así lo reflejó, a las 22:10 ya no estaba increpando con que cerraban.

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Me gusta ir a este local, si estoy cerca de La Latina. El problema es que está muy solicitado, hay siempre demasiada gente y no es fácil encontrar mesa. Pero el lugar tiene buenos platos, de los que disfruto sobre todo cuando estoy en la azotea. El servicio también me gusta, sobre todo lo días que los camareros están más contentos.

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