El Celler De Can Roca

Experiencia inolvidable. Experiencia inolvidable.El menú fue perfectamente acompasado con unos entrantes maravillosos.Todo perfección ,pero los postres fueron sublimes.Repetiremos si las reservas no lo permiten.

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Sobresaliente. Conseguimos la reserva apuntándonos en la lista de espera. Al ser una cena optamos por el menú más corto con maridaje. Compuesto de 15 tapas, 5 platos principales y dos postres. El restaurante y el personal es muy acogedor y hace que la estancia sea muy agradable. Los platos en general sorprendentes. Algunos muy sorprendentes, muy pocos fueron previsibles. Los vinos muy buenos y destacar por encima de todos el oloroso de la casa, sencillamente espectacular. Los postres a la altura de lo esperado. Aparentemente sencillos pero con una gran complejidad de elaboración. Quiero destacar el trato dado a mi madre que es diabética y le ofrecieron dos postres sin azúcar a la altura de los nuestros. Siento no recordar el nombre de la persona que nos atendió toda la noche. Muy profesional y cercano. Merece la pena probar aunque sea una vez en la vida. Precio con maridaje 300€ Recomiendo alojarse en su hotel Casa Cacao. Otra grata experiencia

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Experiencia recomendada para personas con amor a la buena mesa y con curiosidades por descubrir sabores explosivos en el paladar. Lógicamente es costoso pero no me parece caro para lo que ofrecen. Nos atendieron con mucho cariño y buena predisposición para hacernos sentir muy cómodos y a gusto. Tuvimos la oportunidad de conocer a los tres hermanos y a cuál mas encantador, un plus para la experiencia, no esperaba poder verles.

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Una experiencia única. Desde que entras todo el equipo te trata con muchísimo cariño, nos enseñaron las cocinas, el salón tiene un clima cálido que solo te invita a disfrutar el momento. Muy recomendable el maridaje. La comida es una fantasía. No es barato pero es necesario vivirlo. Lo recomendarían al 300%. Ojalá volvamos pronto :)

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Cierta decepción el jardín: sofás con manchas y llenos de hojarasca. Nadie q atienda hasta q se abre las puertas. Sería bonito que te enseñaran, a modo de paseo temático, las cocinas y así poder disfrutar de como elaboran los platos. Sala vacía, los primeros en llegar, tras años intentando una reserva. El mobiliario ya comienza a notar el paso del tiempo y del uso. La vista da a una sala grande y a un patio interior con árboles y hojas cayendo… es todo lo que vimos del restaurante, lo cual no te da idea de cómo es ni que tan grande es. En todo momento reino la amabilidad y profesionalidad de camareros excepto el sommelier, que no estaba en local y que cuando vino , no digo ni hola ni adiós ni ninguna referencia del vino escogido más allá de su procedencia , que ya sabíamos . Nos decidimos por Menú Fiesta pues aunque más caro parecía que los platos eran más numerosos ( en menor cantidad de producto) y así probaríamos más delicatessens . Cuando acabamos los aperitivos pensé que ya no podría más … pero lo conseguí 💪. Tal vez , lo que menos aprecie fueron los postres pues ya no daba más de sí y dicho de paso no me gustaron … el pan con chocolate y aceite no encontré el gusto y el plato con cosas naranjas … tampoco. A medida q entro gente y se lleno , empezó a haber demasiado ruido de fondo y eso para un restaurante como este creo que debe evitarse. Ninguno de los 3 hermanos pasaron por sala para comentar que tal y eso q estaban . Volve

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Es sin duda la mejor experiencia gastronómica de mi vida. Un viaje por los sentidos desde el inicio. Una mezcla de tradición e innovación introducidas en cada plato, en cada detalle que explosionaba en la boca y nos contaba la historia de este lugar único. Todo ello acompañado por un maridaje espectacular que ponia el punto y seguido al menú, y encontraba el equilibrio perfecto en cada plato. Sencillamente sublime.

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Reseñar un sitio así me parece un poco una tontería, la verdad: es simplemente uno de los mejores restaurantes del mundo. Y esto es así tanto si te gusta este estilo de comida como si no. A nosotros nos encantó. Lo que sí mencionaré es que es súper recomendable para cualquier tipo de persona con curiosidad por la comida (nosotros ni somos ricos, ni precisamente pijos). Evidentemente es costoso (que no caro) y es un gran capricho para la mayoría de las economías. Pero si te lo puedes permitir, ¡adelante! Es una de las mejores experiencias gastronómicas que se pueden vivir en la vida. Y por último, mencionar al servicio (aunque me guste poco la palabra). Son unos grandísimos profesionales y absolutamente encantadores. Nuestro camarero, Germán, hizo porque la comida fluyera de forma muy agradable. Y eso que el pobre tuvo que lidiar con la asistencia de nuestro hijo de apenas cinco meses :) Espero poder volver en el futuro, porque me encantaría poder sorprenderme de nuevo tanto como esta vez.

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