Casa Julián

Casa Julián es uno de esos lugares de los que es más fácil llegar que despedirse. Aún en el mismo sitio, con el mismo mobiliario, los mismos productos y la misma calidad; cada día es diferente. La aventura comienza en la llegada, sin saber por dónde vas a entrar y que puedes encontrar. No se necesita una bienvenida, ni fiestas vacías de sinceridad, de las que se prodigan en muchos lugares para quedar bien. Ni siquiera se necesita ser atraído, y se termina prefiriendo ser rechazado (rechazada o rechazade), pues eso va a terminar dando más sabor a los platos que cualquier sal o condimento. El menú es suficiente, y en detalle muy abundante. La elección entre frescos, carne, pescado o la carta de postres es un verdadero dilema, pues viendo lo que ponen en las mesas de alrededor no se sabe qué escoger. Y una vez rellena la comanda, no se tarda en tener de frente el plato escogido. Las raciones son generosas, y mucho. La ubicación es excelente. Tranquilidad, naturaleza, aire puro, libertad. Merece la pena, y mucho, explorar las inmediaciones; buen pretexto para bajar el posible exceso cometido. Desde siempre y para siempre, un templo del bienestar.

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Ahí sigue manteniéndose desde hace años. La misma familia, la misma atención la misma calidad. La carta justa y sencilla pero buena calidad y precio. Lugar agradable, tranquilo, de toda la vida. Tiene parking propio si tienes reserva para comer. Relación calidad-precio, buena. Solamente una cosa, ya no hacen paellas como antaño......

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20 años llevo yendo y calidad, profesionalidad y buenos precios en un lugar que no tiene precio. Los huevos con chorizo y patatas, de diez. Enhorabuena por mantener el negocio como primer día.

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Comida sencilla en un lugar tranquilo. Pedimos revuelto de setas, gazpacho y entrecot. Buenísimo para compartir entre 2. De postre pedimos flan y cuajada ambas caseras.

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Creí que era imposible comer bien y barato en Manzanares, pero en Casa Julián es posible. El sitio es ideal para dejar el coche y hacer la ruta que inicia en el aparcamiento, para luego volver y comer. La terraza es amplia y muy agradable, si llegas temprano puedes comer sin reservar, pero lo ideal es reservar previamente. La comida es de calidad y el sabor a parrilla destaca en la carne. El plato estrella, los huevos con patatas y chorizo imprescindible pedirlos. Raciones muy generosas, y a poco más de 10€ por persona, y con la calidad y cantidad de comida que nos pusieron, el restaurante es muy recomendable. El servicio también fue muy bueno, rápido y agradable. Sin duda repetiremos.

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