Café bar el volante

Buen ambiente y servicio,la dueña un encanto de persona siempre muy atenta de sus clientes.

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Un bar con muy buena gente...

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Muy bien. Cerveza muy fría, como debe ser, porque en la mayoría de sitios necesitaría algún grado menos, y buen pincho de albóndigas con patatas. La atención, rápida y profesional

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Todo correcto muy amables y pintxos a elegir recién hechos

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Una estrella en atención ya que deja mucho que desear. Estuvimos tomando algo nos atendió una camarera un poco despistada que tuvo algún problema con el cambio entre nuestra mesa y la de al lado. Al rato y sin venir a nada sale la otra camarera increpandonos que habíamos dicho que no se nos dió pincho , nosotros respondimos que habíamos pedido uno de queso que se nos había traído. Pues no contenta y alzando la voz siguió llamando la atención diciendo que si habían traído que lo había hecho ella, que era guisantes con jamón y que si no nos gustaba ese era nuestro problema que ellos no tenían obligación de dar pincho. Efectivamente no la tienen pero si estás poniendo en todas las mesas debes de tratar a todos los clientes igual porque mi dinero es como el de cualquiera ,además estoy consumiendo en tu local , en todo momento tratamos con respeto al personal del local pero por desgracia no podemos decir lo mismo de las camareras, y vemos que no es algo puntual ya que a la mesa de al lado fue la misma persona a preguntar de mala manera con cuánto habían pagado cuando la que pagó ( una Sra mayor) dijo la cifra se confundio y la camarera se mofó en su cara. No se puede tener un personal más ordinario y mal educado!

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No le doy menos puntuación porque no se puede. Fuimos a tomar algo y de paso comer unos sándwiches mixtos, la camarera dudó si tenían y en vez de corroborar que así era y que nos lo podían hacer, directamente se metió a la cocina y desapareció. Añado que el bar solo tenía una mesa más con clientes, es decir, en total 4 clientes. Para traernos las Coca colas tardaron un rato y para traernos los sandwiches otro rato más largo aún. Mi sorpresa es que mi sándwich estaba totalmente negro (de quemado) y por tanto me tocó rascarlo para poder comerlo y el de mi pareja casi sin hacer. Primero de todo, ni deberían habérmelo servido por lo calcinado que estaba, tampoco me dijeron nada y es obvio que tanto la camarera que lo cocinó y la que lo sirvió lo vieron. Otro detalle es que estaban tonteando con otro cliente que estaba fuera fumando, hasta el punto de salir del local para echarse un cigarrillo con él. Luego entraban y salían del bar con la mascarilla bajada, al igual que otros señores que entraron más tarde sin mascarillas y no les dijeron nada. Luego al cobrarnos se inventaron el precio del sándwich en nuestra cara porque les escuché que a cuánto nos lo cobraban... Un desastre, no ire jamás.

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