Bar casa Daniel

El establecimiento cambió de dueños y ahora lo lleva una familia asiática. Lamentablemente, tuvimos una experiencia muy decepcionante en este restaurante. Desde el momento en que llegamos, el servicio fue terrible. El personal (la dueña creo) nos atendió de mala manera, con muy poca cortesía, y en varias ocasiones nos hablaron de forma grosera, como si nuestra presencia les molestara. Pedimos algo tan sencillo como un bocadillo y, para nuestra sorpresa, nos dijeron que tendríamos que esperar 45 minutos para que nos lo sirvieran. ¡Un tiempo completamente inaceptable para algo tan básico! Claramente, no valoran ni el tiempo ni la experiencia de sus clientes. Y la mesa de alado han pedido y no le han puesto ningún problema ninguno. Definitivamente, no recomendaría este lugar a nadie que busque una comida agradable o un trato respetuoso. Una auténtica decepción. El ambiente que generan con su actitud grosera y su falta de profesionalismo hace que cualquier expectativa de disfrutar la comida se esfume. No volveremos y no recomendaría este sitio a nadie que valore un buen trato y un servicio eficiente.

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Pésimo tanto el trato como educación,celebramos mi cumpleaños allí y porque le pedí una loncha de queso para mí hija pequeña me quería cobrar 50 céntimos,no fui a tomar una coca cola y ya estamos 15 personas en la mesa y cenamos allí y picoteamos allí,luego le pedimos unos chupitos y no quiso ponernos ni chupitos,no volveré ni yo ni nadie de los que estuvieron conmigo es pésimo.

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Si vais a pedir arroz 3 delicias, de postre pedir sal de frutas..... Porque vamos.... Más aceite no le cabía y la mujer me dice que es normal.... Precio bien. Trato regular

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Muchísima diferencia a cuando lo llevaba Dani, su antiguo dueño y quien le daba nombre al restaurante. Pedí un chivito por ir a lo seguro y la verdad que el aspecto no era malo. El pan tenía muy buena pinta y el tamaño no estaba mal. Pero para mí decepción, una cosa es el aspecto y otra muy distinta el sabor... El pan estaba blando tirando a chicle, qué lástima, con las expectativas que había levantado entre los presentes... Y la mahonesa supongo que sería de botes de esos a granel, porque hacía tiempo que no me llamaba la atención (para mal) una simple mahonesa. Insulsa pero contundente, lo cual es lo peor que le puede pasar a una salsa. Sobre el servicio, vinieron a tomarnos nota de la bebida y aunque le dijimos que ya sabíamos los bocadillos que queríamos nos dijo que luego volvía a apuntarlos y nos dejó un poco con cara de tontos. Lo peor es que nos trajo las bebidas y se volvió a ir y hasta el rato no volvió a tomar nota de los bocatas. Este truco de poner la bebida y dejar pasar un tiempo para que tengamos que pedir otra yo pensaba que ya estaba pasado de moda, pero se ve que no. Nada que ver con los anteriores dueños: como hacíamos antes, entramos a elegir lo que queríamos para el bocata pero la vitrina que antes tenían llena de cosas superbuenas ahora tenía una tortilla de patatas reseca y punto. Una lástima. La localización está genial. En una calle peatonal que da a una grandísima plaza perfecta para dejar a los nanos a sus anchas mientr

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Familia trabajadora,atenta y amable. Ana la cocinera pone todo su cariño en cada plato que sale de su cocina. El local es encantador y siempre está listo para cualquier evento. Su terraza infinita da lugar a los mejores almuerzos que te imagines. Que no te lo cuenten. En la imagen mi bocadillo del alma: CHIVITO con dos huevos fritos.

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