Andén 7

Mi amiga y yo entramos de casualidad, buscando donde tomar una cerveza y resulta que no hubo mejor opción! Al final hasta cenamos ahi, la ensalada de queso de cabra espectacular, muy grande y bañada en frutos rojos, el hojaldre de solomillo tenía muy buen sabor pero el hojaldre ya no estaba crujiente. Con la cerveza te ponen un aperitivo. Atención de 10. Había mucho ambiente, se ve un lugar muy exitoso y común entre los residentes.

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Decepcionante!!!! Fuimos por las buenísimas reseñas y.... Fue horrible, el menú del día a priori tenía pintón, pero nada que ver.... La chica nos tomó nota y en menos de dos minutos teníamos la comida en la mesa, el arroz negro, hiper salado, frío y duro, los canelones de rabo, pues el rabo lo tenía el nombre, era de salchichas fresca, con mucha grasa, y fríos de la nevera, estaba un pelín templado por encima, y de segundo cachopo, pues tampoco era eso, era dos pechugas de pollo ultra finas con queso crema en medio y rebozado... Las patatas debieron referirlas, estaban malísimas, y luego de postre su venerada tarta de queso, pues seca y dura, tb muy mala. Salimos de allí muy enfadados, no volveremos nunca más.

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Experiencia muy positiva, vinimos por recomendación y repetimos al día siguiente por lo mucho que nos gustó. Toda la comida es casera, incluidos los postres y el menú son 13€ con 4 primeros a elegir y 4 segundos. Los camareros son jovenes y atentos, que nos trataron con mucho humor y cariño. Sin duda cuando volvamos a Cuenca, volveremos. Recomendamos la tarta de calabaza, nos la recomendó la camarera y sin duda nuestro postre favorito.

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Buen lugar para comer de menú en Cuenca. A fecha de octubre del 24 vale 13€ y es de buen tamaño. El local es bonito decorado por dentro. El personal es amable y sirven con rapidez. Los postres son caseros y totalmente recomendable la tarta de chocolate blanco y queso.

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Quería simplemente tomar unas tapas y me recomendaron este local. Había bastante gente comiendo el menú de mediodía. Yo pedí el menú de tapas y mi sorpresa fue que no tenían muchas, las tapas eran grandes y no ponían los precios en el menú. Tuve que preguntar varías veces a la camarera tanto por la cantidad como por el precio. Menos mal que la camarera era muy paciente y agradable. Pedí de primero un vermut y como no tenía mucha hambre me decidí por tomar un hojaldre con solomillo. Había mucho hojaldre y poca carne. Para mí demasiado pesado. También pedí una cerveza fresquita y estaba muy fresca, me encantó. El lugar está bien decorado e invita a quedarse pero no lo puedo recomendar si no se tiene mucha hambre.

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